Las constelaciones (miércoles de improvisación)
No soy una fecha de nacimiento. No soy una carrera ni un trabajo.
No soy aquello por lo que vivo, ni el lugar donde dejaré los huesos.
No soy las ideas en el manifiesto de un viejo: No pudieron decirme por qué morir, no seré el fantasma de nadie.
Tampoco pudieron decirme por qué vivir. Solo me retuvo la fuerza de un pensamiento, poderoso, pero tan mínimo como el último aliento de una mosca.
Tezcatlipoca descubrió a An, el sumerio, reflejado en su pie humeante y se encontró mintiendo las mismas mentiras a los hombres.
Las constelaciones no son las constelaciones, solo son luz sobre mi cabeza.
Soy un zorro, un lobo, un pájaro; nunca humano del todo.
No tengo ojos para ver la claridad, ni oídos para oír la voz. No siento la carne de mis propias manos.
Soy un pulso, un pensamiento; una canción cantada en el vacío.
Un signo de vida solitario en un planeta yermo.
No soy consciente de que existo. Pensé que lo era, pero no.
Así que lo seguí. Seguí el pulso, eso que aún no sabía que era yo. Lo seguí y me trajo hasta aquí.
A un tiempo que no es mi tiempo en un mundo que no es mi mundo.
Belíssimo. Maria
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