El lector número 4 se reporta después de 10 años

Javier E.G. Andújar septiembre 11, 2024 4 comentarios

Copiar referencia Corrientes, Argentina

Abandonado
Foto enviada por Jeremías, el lector número 4.

Como tantas otras buenas historias, esta también empieza con un abandono.

En 2014, mientras cruzaba el puente General Manuel Belgrano, decidí dejar un libro bajo su estructura. Fue la cuarta copia de "Antemeridiano", quedó allí, entre Corrientes y Chaco, en un lugar donde la naturaleza y el asfalto se encuentran, donde el flujo constante del río Paraná recuerda que el tiempo nunca se detiene. Ese abandono no fue un acto de olvido, sino una suerte de liberación, como si el libro debiera seguir su propio destino, lejos de mis manos.

Lo que nunca imaginé fue que aquel libro encontraría su camino de vuelta hacia mí, diez años después. Como un eco lejano que resuena en el tiempo, recibí un mensaje de un lector desconocido:

"Buenas tardes, se comunica con usted el lector número 4..."
Así comenzaba el mensaje que Jeremías me envío luego de buscarme en una red social. Él es un joven que en marzo de 2014, cuando apenas tenía diez años (o tal vez ocho), encontró el libro junto a su primo mientras jugaban bajo el puente. Aún no era el momento para leerlo, pero algo en ese hallazgo quedó grabado en su memoria. Pasaron los años, y aunque nunca lo leyó en su infancia, el recuerdo del libro lo acompañó como una especie de deuda pendiente: "por años tuve en mente aquel hombre mirando el frío y oscuro firmamento", mencionó, haciendo referencia al símbolo del hombre y la doble luna 🌒🌕, que dibujé hace tanto tiempo.

El mensaje de Jeremías llegó cargado de nostalgia y revelaciones. Contaba cómo, en medio de una mudanza reciente, redescubrió "Antemeridiano" en una noche lluviosa, en una casa que, parecía querer jugarle bromas pesadas. Esa fue la noche en que finalmente lo leyó, tras años de tenerlo en mente, convirtíendose en el vigésimo séptimo libro que leía en el año. ¿Cuántas veces un libro abandonado encuentra a un verdadero lector? La improbabilidad del encuentro es poética. Descubrí que también comparto con el lector número 4 la pasión por la aeronáutica, y será que todo está unido, los aviones y las historias tienen la misma capacidad de volar lejos.

Lo que más me conmovió fue la forma en que describía la experiencia, cómo el tiempo, a su parecer, era tan rápido y fluido como pasar de una página a otra en un libro. Jeremías no solo leyó las historias que escribí, sino que, de alguna manera, se conectó conmigo a través de ellas, trazando un puente invisible entre mi pasado y su presente.

Sucede en contadas ocasiones, pero no es la primera vez que percibo los hilos invisibles que mantienen unido al tiempo y a las personas. A lo largo de los años, he aprendido que los libros tienen una vida más allá de la que les damos cuando los escribimos o leemos. Es un poder misterioso, una voluntad propia para buscarte, para encontrarte justo en el momento en que más lo necesitas, pero menos lo esperas.

Este libro, al igual que otros, había salido de mis manos para seguir su curso, y me sorprende cómo ese acto aparentemente sencillo de abandono se convirtió en un punto de conexión con alguien que, diez años atrás, no era más que un niño jugando bajo un puente. Los libros, como el tiempo, tienen formas curiosas de actuar. Pueden permanecer dormidos, ocultos en rincones polvorientos o en el fondo de una estantería, pero, en algún momento, encuentran su camino de vuelta.

Los libros viajan por caminos que desconocemos, y cuando menos lo esperamos, vuelven a buscar lo que dejaron atrás. En este caso, no solo me buscó a mí, sino que también buscó a Jeremías, esperando pacientemente a que él estuviera listo para abrir sus páginas. Esa noche lluviosa, mientras el cielo se desplomaba afuera, Jeremías y yo compartimos algo más que un libro. Compartimos la experiencia de reencontrarnos con una parte de nuestras vidas que habíamos dejado atrás. Lo que para mí fue una liberación, para él fue un acto pendiente, que se cumplió diez años después.

Me alegra especialmente poder cerrar la historia de este libro abandonado, ya saben cuánto valoramos por aquí los finales cerrados.

El lector número 4 terminó su mensaje con estas palabras: "La espera ha valido la pena, este es el libro número 27 que leo en el año (si, me he vuelto lector y amante de aviones, puntos en común que tenemos al parecer). Mí relato favorito ha sido "El Pacto de Drago". Saludos cordiales, se despide, el lector número 4." Esas fueron sus líneas finales, y ahora voy a intentar las mías: Al final, ese libro no solo fue un objeto abandonado bajo un puente. Su capacidad de tejer hilos invisibles entre las vidas de quienes lo tocan, lo convierte en algo más grande que las palabras impresas en sus página.

Es increíble cómo nuestras creaciones tienen el poder de impactar a otros, mucho tiempo después de que nosotros mismos las hayamos olvidado.


La lista completa de abandonos y los comentarios de algunos de los descubridores están disponibles en el Registro oficial de Abandonos.

Foto enviada por Jeremías, el lector número 4. Como tantas otras buenas historias, esta también empieza con un abandono. En 2014, mientras c...

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4 comentarios:

  1. Que maravilla que te haya contactado y contado su experiencia, es genial e imagino muy satisfactorio para vos como autor del libro y de esas maravillosos cuentos. Me alegro muco por vos- Abrazos
    Cecy :)

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    1. Qué lindas palabras, Cecy. Fue realmente increíble. Como autor, no hay nada más satisfactorio que saber que lo que uno escribe puede llegar a alguien y dejar una huella. ¡Me alegra que lo compartas conmigo! Un abrazo grande.

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  2. Que lindas palavras, gostei muito. Maria

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