La vieja ventana

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Miré a través de la ventana de la vieja casa, ella me vio y yo la vi; jadeó, se llevó las manos a la boca y dijo algo sobre los ruidos que seguramente molestarían a los vecinos de al lado. No recuerdo por qué nos distanciamos después del secundario.

Decidí bajar a la calle y fumar un cigarrillo. Necesitaba algo de tiempo a solas.

Me había olvidado de papá por un momento. Lo recordaba como un tipo de hombre inusual, por encima de la mayoría de los hombres. Él era diferente. Le gustaban los libros, como a mi madre. No sé por qué le gustaban tanto los libros. No había libros en la casa de Yapeyú, al menos yo no los recordaba.

Creo que a papá le gustaban los libros porque le mostraban cosas que no podía ver, esa misma curiosidad que me acompañó a mí toda la vida.

Encendí el cigarrillo y miré mi ropa, comenzaba a ponerse bastante desaliñada, un poco sepia y gastada.

De repente recordé que tenía que volver. Fue un recuerdo fuerte, un recuerdo muy fuerte.

Mi madre caminó por la calle para encontrarme. Ella no hizo un escándalo, simplemente me dijo que se estaba haciendo tarde, que me pusiera los zapatos, y me llevó a la escuela.

Estaba como en la cima de una montaña cuando la miré. Era más baja que yo, pero se veía muy alta esta vez. Tenía puesta una blusa y una bufanda blanca, y su rostro era muy joven.

Me miró con sus grandes y hermosos ojos marrones. Eran tan grandes y marrones. 

Le pregunté si podía quedarse conmigo en el aula, porque era el primer día de clases. Ella dijo que estaba bien. Se acercó a mí y me susurró al oído que si iba a clase, se sentaría conmigo un rato.

Pero más tarde la maestra se opuso: «No podés hacer eso». Estaba en problemas, por supuesto. Como siempre. Siempre había una prohibición o un pero.

Todas estas fantasmagóricas memorias vi durante unos segundos a través de la vieja ventana y me alegré mucho por el pasado, y por el hecho de que ya no tenía que volver a la escuela nunca jamás.


Miré a través de la ventana de la vieja casa, ella me vio y yo la vi; jadeó, se llevó las manos a la boca y dijo algo sobre los ruidos que s...

Las letras y el café combinan bien


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9 comentarios:

  1. Hermoso!!!! Es mágico como las cosas nos evocas otras que ni nos imaginábamos que podrían relacionarse; y como siempre hermosamente descripto por ti. Abrazos enormes
    Cecy :)

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  2. Respuestas
    1. Recordar también es mi hobbie preferido, amo los recuerdos como también amo el presente. Que de ese "Tu ayer" te ha afectado la vida? Tantas prohibiciones tantos peros como dices, unas frases muy especiales y un sentido grito desde lo mas profundo del ser.

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    2. En este caso (y en general en todos mis relatos) hay más ficciones que memorias. Que sea difícil diferencia las unas de las otras, es —para mí— una buena señal, un efecto bien logrado.

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  3. Muito lindo como sempre esta descrição . Felicitações . Maria

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  4. Ah, este ventanal, tan acabado por paso de los vientos, de los polvos, los sonidos, las gotas de lluvia sin limpiar, y que decir de las palomas chorreantes, y el golpeteo de los granizos, a pleno sol.
    Por dentro, la inducción de los rallos de luna, las luces apagadas, por la falta de alumnos y cursos diurnos.
    Así una respiración profunda de uno que se detuvo para mirar, y de ella que no podía dejar de aventar su mochila, con todo lo que lleva , no solo el movimiento de las manos, la fuerza de sus pies, el giro de su falda, y la rapidez de su hacer.
    Quien puede decir lo que pasaría en ese momento, solo el cruce de miradas y el sonido de los que se acercan, Ya se vieron y el cabello a los hombros tan finito, y los lentes de el tan fríos y la frente tan hirviente, quien puede decir cuan dura un segundo, una alegría una y un sola imagen plasmada en la mente, si los ojazos marrones y la timidez de el. solo un movimiento, una fotografía se plasmo en el corazón.

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